Cuando el silencio duele: una mirada a la tristeza en los adolescentes


¿Necesitas hablar? ¿Conoces a alguien que no la está pasando bien? No estás solo. Hablar con una persona de confianza puede ayudarte más de lo que imaginas. Y siempre hay adultos dispuestos a escuchar y acompañarte.


Por Isabella Morató - Equipo de redacción estudiantil

En todo el mundo, miles de adolescentes enfrentan cada día emociones difíciles. La adolescencia es una etapa de muchos cambios: físicos, emocionales y sociales. En este período, sentirse confundido, presionado o solo puede ser más común de lo que parece. Por eso, es importante hablar con responsabilidad sobre la salud mental y saber que pedir ayuda está bien.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año más de 45.000 adolescentes entre 15 y 19 años pierden la vida en circunstancias relacionadas con decisiones impulsivas causadas por la tristeza profunda, el aislamiento o la desesperanza. Aunque el número puede parecer alarmante, lo más importante es que muchos de estos casos podrían haberse prevenido con escucha, contención y apoyo oportuno.

En América Latina, y especialmente en países como Chile, Argentina o Bolivia, expertos han observado un aumento en las consultas de jóvenes que manifiestan ansiedad, depresión o agotamiento emocional. Por ejemplo, un estudio de UNICEF reveló que al menos 1 de cada 7 adolescentes ha experimentado un problema de salud mental, y muchos no reciben el apoyo adecuado a tiempo.

Hablar, escuchar y acompañar: claves para cuidar la salud emocional en la etapa más sensible de la vida

Las razones detrás de estas emociones intensas pueden variar: situaciones familiares complicadas, dificultades escolares, problemas con amistades, acoso escolar (bullying), pérdida de seres queridos o incluso el uso de redes sociales sin límites ni orientación. Pero también hay casos en los que no se identifica una causa clara, lo que hace aún más importante estar atentos y disponibles para escuchar.

Afortunadamente, existen campañas e iniciativas que buscan revertir esta situación. Una de ellas es “Se habla de todo”, promovida por la Fundación ANAR, que ofrece apoyo a niños y adolescentes que necesitan orientación emocional. También hay psicólogos que trabajan de forma voluntaria y muchas escuelas están creando espacios seguros para que los estudiantes puedan expresarse sin temor.

En nuestras aulas, pasillos y casas, todos podemos ser parte del cambio.

La historia de Catalina Cayazaya, una joven universitaria chilena que dejó este mundo a los 26 años, generó un llamado urgente para revisar cómo tratamos la salud mental, especialmente en ambientes académicos exigentes. También han surgido casos más cercanos a nuestra región, que nos recuerdan que cada historia tiene un valor y que prevenir es siempre mejor que lamentar.

En nuestras aulas, pasillos y casas, todos podemos ser parte del cambio. Preguntar cómo está alguien, ofrecer una palabra amable o simplemente estar presentes puede marcar una gran diferencia. La empatía, el respeto y la comunicación abierta deben ser pilares de nuestra convivencia diaria.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Una grata visita al colegio…desde la Edad Media

Los 8 enfoques de entrenamiento en el gimnasio y la finalidad de cada uno

¿La crisis es solo para los adultos? ¿Qué podemos hacer los estudiantes en tiempos difíciles?