La Inteligencia Artificial en el colegio ¿una aliada o una amenaza?
Ventajas, riesgos y desafíos del uso de la IA en las aulas. Cómo hacer un buen uso de las nuevas tecnologías. Cuidados y prevención de algunos peligros.
El debate más importante en el ámbito educativo actual gira en torno al uso de la inteligencia artificial (IA). Mientras algunos la ven como una herramienta poderosa para potenciar el aprendizaje, otros la consideran una amenaza seria para el desarrollo cognitivo y la autonomía de los estudiantes. El Reportero del Colegio Alemán pone en la balanza las ventajas y desventajas de estas tecnologías y analiza cómo aprovecharlas de manera responsable en el ámbito escolar.
Las ventajas: creatividad, personalización y eficiencia
Quienes defienden el uso de herramientas como ChatGPT sostienen que estas tecnologías fomentan la creatividad y ofrecen ventajas significativas, siempre que se utilicen bajo la supervisión de un adulto. El diario El País de Madrid recoge las opiniones del doctor Rubén Correa, consultor, investigador y emprendedor en TIC, quien asegura que la IA está siendo usada de manera positiva por los niños, siempre que haya una guía adecuada.
“La IA puede simplificar conceptos difíciles y adaptar ejemplos a la necesidad de cada niño”, sostiene Correa, doctorado en Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú) y experto en educación. Agrega que es como tener a un buen profesor al lado, y subraya que la IA puede incentivar la creatividad y la motivación por aprender, aunque es fundamental validar la información y no delegar completamente el aprendizaje.
Correa también destaca el potencial de la IA para desarrollar el pensamiento crítico cuando se utiliza en actividades reflexivas y debates. Propone fomentar preguntas abiertas y crear escenarios que obliguen a pensar más allá de lo evidente. Además, valora herramientas como ChatGPT por su capacidad para inspirar ideas incluso en quienes no se consideran creativos y para simplificar problemas matemáticos complejos: “La IA ofrece alternativas que inspiran más ideas y hace que las matemáticas sean más aplicables a la realidad”.
La IA, además, permite personalizar el aprendizaje, adaptando contenidos y niveles de dificultad según el progreso de cada estudiante. Facilita la automatización de tareas administrativas y pedagógicas, libera tiempo a los docentes y ayuda a identificar patrones de rendimiento mediante análisis de datos. También elimina barreras geográficas y lingüísticas, y promueve habilidades clave del siglo XXI como la programación y el pensamiento crítico.
Las desventajas: riesgos para el desarrollo cognitivo y la autonomía
Sin embargo, la psicóloga Lara Ferreiro, especialista en adicción emocional y desarrollo personal, se muestra crítica con estas tecnologías. Alerta sobre los riesgos que representan para el aprendizaje y la autonomía de los menores, especialmente en el ámbito de las tareas escolares. “El cerebro y la personalidad no están completamente desarrollados hasta los 24 o 25 años. Permitir el acceso a estas herramientas a edades tempranas es extremadamente peligroso”, sostiene.
Un estudio publicado en enero de 2024 por Empantallados.com revela que el 82% de los alumnos en España ha utilizado alguna herramienta de inteligencia artificial, seguido del 73% de los profesores y el 69% de los padres. Sin embargo, solo el 9% de los padres establece normas claras de uso. Ferreiro expresa su preocupación, calificando a estas tecnologías como “fríe cerebros” y advierte que la dependencia de la IA puede generar adicción, sobreestimulación y afectar el desarrollo del hipocampo, con riesgo de atrofia.
Ferreiro asegura que la generación Z está perdiendo la capacidad de pensar de manera autónoma y creativa, con una atención limitada a la duración de un vídeo en redes sociales. Además, destaca la pérdida de comprensión lectora y una creciente dependencia de la IA para tareas intelectuales, lo que considera un “sedentarismo mental” que afecta el desarrollo del córtex prefrontal, responsable de la toma de decisiones. “Estamos frente a una generación atrofiada, con un grave riesgo de no desarrollar su creatividad”, alerta.
Un uso responsable y ético: la clave del equilibrio
La implementación exitosa de la inteligencia artificial en la educación requiere planificación cuidadosa, formación docente y consideraciones éticas. La tecnología debe ser una herramienta que complemente y mejore la enseñanza y el aprendizaje, no que reemplace la interacción humana en el aula.
La IA puede ayudar a realizar tareas más rápido, revisar deberes, ofrecer información inmediata y adaptarse a las preferencias del usuario. Está siempre disponible y ofrece respuestas claras y concisas. Las empresas también encuentran beneficios en la IA, optimizando procesos y reduciendo costos. Además, personas con discapacidades pueden utilizar estas tecnologías como apoyo en su integración y adaptación a distintos entornos.
Sin embargo, el reto está en enseñar a utilizarla de manera crítica, equilibrada y con supervisión adecuada. La IA no debe ser vista como una amenaza en sí misma, sino como una herramienta más que, bien gestionada, puede enriquecer el proceso educativo y preparar a los estudiantes para un futuro en el que la tecnología será protagonista.
Algunos peligros de la IA
La inteligencia artificial (IA) se perfila como una de las tecnologías más disruptivas del siglo XXI, pero también arrastra consigo riesgos que requieren atención urgente. Los sesgos algorítmicos y la posibilidad de que sistemas automatizados perpetúen estereotipos o discriminen a ciertos grupos, son solo la punta del iceberg. A esto se suma la vulnerabilidad de la privacidad y la seguridad de los datos, cada vez más expuestos a ciberataques, filtraciones o usos indebidos. Mientras tanto, el impacto en el empleo y la economía abre debates sobre el reemplazo de tareas humanas por sistemas autónomos, poniendo en jaque no solo fuentes laborales, sino también el sentido mismo del trabajo y la dignidad humana.
Por otra parte, el avance vertiginoso de la IA en tareas críticas y la creciente autonomía de ciertos sistemas plantea dilemas éticos y de responsabilidad sin precedentes. ¿Quién responde cuando un algoritmo falla o cuando una decisión tomada por una IA genera consecuencias graves? Además, la capacidad de estas tecnologías para manipular información, crear noticias falsas y alterar la percepción pública, especialmente en procesos electorales o en la difusión de discursos de odio, alimenta una desinformación global que erosiona la confianza en los medios y en las instituciones democráticas.
A todo esto se suman los riesgos asociados al mal uso de las tecnologías en la vida cotidiana. El uso excesivo de dispositivos digitales ha demostrado afectar hábitos básicos como el sueño, la alimentación y la interacción social, generando fenómenos de aislamiento, irritabilidad y dependencia. La ilusión de que la IA puede reemplazar habilidades humanas también contribuye a una peligrosa desvalorización del pensamiento crítico, la empatía y la inteligencia emocional, pilares fundamentales en el desarrollo integral de las personas y en la construcción de sociedades más equilibradas y humanas.
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